Cualquiera de vosotros que haya viajado por Asia ha podido encontrarse, en más de una ocasión, con niños que intentan vender postales o cualquier otro tipo de souvenir. Ponen todo su empeño en resultar lo más conmovedores posible para lograr su objetivo: que metas la mano al bolsillo y saques algunos dólares. Ese niño dibuja una sonrisa y se marcha dando saltos de alegría. Te sientes realmente bien. Has hecho una gran obra y has resuelto el futuro de ese niño y posiblemente el de toda su familia. No se puede estar más equivocado.

Escribo esta entrada para intentar concienciar sobre algo que, a día de hoy, sigue siendo un problema: la explotación infantil.

¿Cuál es el origen de esta situación en Asia?

Es comprensible que sea complicado negarse ante la mirada inocente de un niño pero si comprendemos lo que realmente sucede quizás mejoremos el panorama.

Los niños, en algunos países del sudeste asiático (no todos, por supuesto), son utilizados como la herramienta de la «lástima» para que los turistas les compren algún souvenir o, simplemente, den un dinero desinteresado. Vosotros pensaréis: «por un dólar, les ayudas un poco y así podrán estudiar y tener un futuro«. No es así, en absoluto. Nada más lejos de la realidad. Con ese dinero únicamente alimentamos a las mafias que les explotan.

¡Ayudemos a los niños de la calle con la campaña Think Twice!

Una campaña de ayuda a los niños de la calle en Camboya, Think Twice, bajo el lema «let the parents earn, let the children learn» (algo así como «deja a los padres ganarse la vida, deja a los niños aprender»)  trabaja hace tiempo en este problema concienciando a la población sobre este problema y gracias a ello, ha aumentado notablemente el número de niños escolarizados. Aun y así, queda mucho trabajo por hacer. Gracias a ellos puedes encontrar multitud de carteles, pegatinas y banderas en la mayoría de locales en los que se reclama un futuro justo para los niños del país.

Desde aquí nos sumamos a la iniciativa y felicitamos a todos sus integrantes por la gran labor que están realizando.

Dado el problema que esto supone para el futuro de estos niños, debemos tomar nota y actuar como es debido.

Por favor, no compréis ni deis dinero a niños. Si se desea ayudar, es recomendable entregarles material escolar o aportar un donativo directamente a cualquiera de las ONGs que trabajan en ello.

Cuando se te acerque ese niño vendiendo postales a la entrada de un templo con mirada penetrante, o esa niña que te ofrece flores por la noche hablando algunas palabras en tu propio idioma, no te sientas culpable por no darle dinero. Le estás haciendo un favor que seguramente no entiende ahora pero que, seguro, valorará en un futuro.

Es más importante de lo que parece.

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